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lunes, octubre 31, 2011

Aunque nos separe algo más que arena de playa, agua y adoquines...

En aquellos lejanos tiempos de jugar a conquistar lunas dejé perdida mi escalera de trepar muros y mis botas de saltar estrellas. En aquellos deambulares de metro a metro y desandares a altas horas de la noche. Aquel frío tan frío en despedidas en portal que otrora nos viera vencer, con mis guantes prestados, mi bufanda perdida y mis ganas prendidas del roce de una mejilla con otra. En aquel desierto de luces de hielo, donde mi mayor victoria fue ver nevar, donde mi mano dibujaba cuadros en poesía sobre tu espalda. Aquel vaso compartido de licor, aquella estrategia en vía muerta por conquistar Argentina entera, aquel lugar donde el parpadeo era morse y tus labios un iceberg donde encallar. De aquello hoy sólo quedan recuerdos de un banco lleno de grafitis de aquel parque por donde ya casi nunca paso, unas letras mal escritas a las que vuelvo de vez en cuando y la lejanía de saberte perdida por el mundo. A la súplica desdichada de un quédate más tiempo le acompañó una rendición con rehenes condenados a muerte, unos aliados sublevados que tornaron a enemigos y una fina calidez en huelga. De tus miedos con certeza que provocaban mis miedos, de tus silencios con olor a lavanda y café, de mis primeras clases de Historia rodeadas del deseo de besarte. De aquellos tiempos no conservo ni una mísera foto compartida, apenas una carta y las horas de ausencia en las que te eché de menos… me queda la microeconomía, la entrada a una biblioteca y la certeza de haberte querido sin saberte querer… unas amigas que nunca fueron mías, sólo prestadas, unas escaleras de subida hacia el pasado y un hasta siempre que nunca te pude dar. Después, de vez en cuando, nos volvimos a ver… incluso charlamos amistosamente entre un ayer y otro ayer, dejando pasar las horas como se seca el tabaco… Nunca supe decirte lo mucho que valías, nunca supe descubrirte la luz que dabas, ni romper las murallas que te cubrían llenándote de hiedra… nunca supe convencerte que allí donde estés, incluso hoy que ya no te conozco, incluso hoy que nos separan lustros de los otros que fuimos, de los que ocuparon nuestros cuerpos y nuestras mentes y jugaron a compartirse un nos en lugar de un tuyo y mío, tienes a alguien que siempre se acordará de ti, aunque llueva y tú no lo sepas… aunque nos separe algo más que arena de playa, agua y adoquines… 


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