Archivo del blog

miércoles, diciembre 13, 2006

XXOO

Con estos símbolos de grafía sajona me despido de vosotros al menos durante unos días. Cuatro para ser más exactos, aunque creo sinceramente que pueden ser más y que esta se convierta en la última entrada que escriba este año. Eso, sin duda, es algo de gran responsabilidad, porque no todas las entradas son capaces de cerrar un año en el que han pasado muchas cosas; demasiadas. No pretendo hacer un anuario e ir contando todo aquello que mes a mes fue marcando como hitos el camino. En realidad no sé ni qué pretendo al escribirla. Pretendo ser sincero y alejarme por un día de metáforas... Sí, ya sé que no hace demasiado tiempo también lo intenté y alguna cayó, pero bueno, se hará lo que se pueda.. aunque no prometo nada. El año que muere entró, como viene siendo costumbre, con la boca llena de uvas y repartiendo besos por todos lados. Nunca he entendido la prisa que hay en esos momentos por repartir besos, si es un pringue de la leche... ¿tanto cuesta esperar unos segundos a que las uvas se hayan volatilizado por arte de magia? Pero nooooo... Por primera vez desde hacía infinidad de tiempo me dio por salir en Nochevieja... siempre me pareció de tontos gastarse una riñonada en una fiesta en un garito al que puedes ir cualquier fin de semana y no te cuesta un euro entrar. Pero bueno, al final me convencieron... y me lo pasé bastante bien. Aquellos churros calientes ya cuando nos recogíamos y el sorteo de ver a quién le tocaba pagarlos. Jose, al final fuimos unos caballeros¡¡¡ jajaja. La Gripe Aviar asomaba por Europa en forma de amenaza. Mi pasaporte ya estaba sacado y la opción de cambiar mi idea de viajar a Constantinopla, Bizancio o Estambul (llámese como quiera), no entraba dentro de mis planes. No había pollo lo suficientemente grande para abarcar mi miedo. Si total, de algo hay que morir. Así en Febrero al anochecer frío aún invernal, un conjunto de lucecitas que parecían luciérnagas se abrió en el ventanuco del ala izquierda del avión. Aquellas calles totalmente vacías y ese puesto de kebabs abierto a las cuatro de la mañana. No sabría con qué color describir aquella ciudad. No estoy seguro de si era amarillo pálido casi crema o más bien gris. Volvería mañana mismo. “Tánatos” me visitó allí por primera vez. Jamás había escuchado aquello de Tánatos, y vino a mi cabeza por casualidad en el teatro de Pérgamo. No se volvió a ir y no sabía qué significaba. Cuando llegué a Madrid lo miré. Tánatos es la personificación de la muerte no violenta. Y a los días, a escasos días de saberlo, mi abuela murió, el día de mi cumpleaños. Sí, lo sé, a la gente nos gusta buscar relaciones a todo y tratar de darles un sentido racional, pero en fin, no todo en esta vida tiene un sentido racional. Todos hacemos infinidad de cosas ilógicas, absurdas, e incluso yendo contra uno mismo... pero quizá me adelanto demasiado. Un par de entrevistas de trabajo para entrar en H&M me valieron. A los pies del Hotel Gaudi, en los bajos y en las alturas. La entrevista personal fue en los bajos. En un salón muy grande y muy vació, con sólo una mesa en medio, caramelos y una botella de agua con unas copas vacías. Dos señoritas escrutadoras de mentiras y un yo que realmente no sabía si quería trabajar allí o no. Debo engañar muy bien o ser muy convincente, el caso es que pasé la entrevista personal aunque les dejé muy claro que lo primero eran los estudios. En la segunda entrevista, esta vez en grupo, un peto de color azul oscuro y unas cajas de cartón en la terraza del Hotel. Había que montar un escaparate entre todos cumpliendo una serie de normas individuales. Sigo sin entender porque me cogieron, porque pasé completamente de mis normas individuales y yo fui a lo que me gustaba a mí y no a lo que se supone que tenía que hacer... Luego nos separaron en dos grupos y nos metieron en una habitación con una mesa en el centro, muchas fichas de lego y unas sillas dadas la vuelta mirando hacia el exterior. En el centro teníamos que construir un castillo con las fichas de lego, con la particularidad de que cada planta tenía que ser de un color, el castillo tenía que tener una puerta y una ventana en cada fachada. Mientras, en la silla había que construir una torre con fichas de Contrucción de madera; la cosa hubiera sido relativamente sencilla si la silla fuera plana, pero no, era curva, y para colmo mientras hacíamos todo eso, había que estar pasándonos una pelolita de tenis de izquiera a derecha. Luego nos lo fueron complicando, que si la pelota de derecha a izquierda y botando, que si no querían el color rojo en el castillo (siempre coincidía que no querían el color de la planta baja), que si ahora no querían ventanas, que sí... y luego, tras tomar algo con los compañeros de entrevista, estábamos todos allí con la sensación más parecida que yo he tenido a las nominaciones de OT. Nos iban llamando de uno en uno para decirnos si seguíamos en la Academia o no. Afortunada o desafortunadamente, debí gustar al Kike Santander de turno (y sí, también va con segundas) y entré. Tenía un contrato por seis meses de ocho horas semanales (me río yo de las ocho horas semanales, aunque también es verdad que lo hacían por nosotros...) en el maravilloso mundo del H&M del Avenida M-40. Más o menos por esas fechas... sí, más o menos fue por esas fechas... en fin... qué difícil se me hace no utilizar metáforas en este momento. Por esas fechas, la casualidad de una página de internet me llevó en un primer momento a querer darme de baja de una comunidad que no me terminaba de convencer. Yo la conocí por Minijuegos.com, una página de jueguecillos en flash, y cuando me di de alta pensaba que consistía en eso, en una serie de gente sólo de esa página. Luego empecé a enterarme que también tenía otros nombres, como Badoo, o Gentemesenger, y que mucha de la gente que allí había no tenía el fin de buscar amigos sino algo más. Eso me puso alerta, y como decía, intenté borrar mi cuenta... y por cosas del destino o de la informática (mucho más probable esto segundo que lo primero), me denegaron los tres intentos que hice. Desaparecí un tiempo de allí, y luego, por la curiosidad, me volví a reenganchar. Nunca jamás hubiera pretendido nada de aquella página, y en mi perfil ponía claramente que sólo quería hacer amigos. Un día, aburrido, me dio por escribir un mensajito a las que yo consideré las más guapas de esa página. Era un simple comentario para animarlas, un oye, qué guapa eres, que siempre gusta que te lo digan. Ahora que lo pienso creo que aquello fue egoísta. Las guapas casi siempre saben que son guapas, y qué derecho tenía yo a animar a aquellas preciosidades, siempre desde mi subjetividad, y no a todas aquellas que recibirían menos visitas y nadie les diría ole lo que vales vida mía¡¡¡ En fin... pasado... tampoco lo pensé mucho cuando lo hacía, y tampoco fueron demasiadas las agraciadas... De aquellas agraciadas sólo contestaron dos. Una de ellas me pareció algo simple, tontina y supersticiosa; algo creidilla y un poco pasota; la otra no me dio ni tiempo a saber qué me pareció, porque sólo escribió un mensaje. El tiempo quiso que llegaran las Rebajas, que la ropa fuera cambiando, que el verano pasara. Llegó un vestidito de tirantes con flores a la tienda. Lo teníamos en dos colores, el rojo y el azul, y al principio lo colocamos en un estante perdido de la tienda. Fue en aquel momento, más o menos, cuando yo ya sabía que me gustabas. Me rebelé contra eso, porque no podía ser. No quería. Fue entonces cuando en mi espacio del MSN (que por aquel entonces aún funcionaba bien y era mi blog) escribí aquello de “De caballeros y princesas. Declaración de amor en Mí menor”. La verdad es que me acabo de tomar la licencia de releerla y no me queda más remedio que ponerla aquí. Los que ya la habéis leído podéis saltarla si queréis, pero es tan terriblemente actual como aquel 10 de Julio.

“Gastamos toda una vida esperando que el amor verdadero llegue... y gastamos la otra media pensando si la persona con la que estamos nos quiere tanto cómo la queremos nosotros, si estará pensando tanto cómo tú en ella y si serás su único objetivo en la vida. El amor nos vuelve egoístas. Nos vuelve únicos, y el ser únicos siempre fue peligroso. Gastamos toda una vida esperando un primer beso, magnificándolo y creyendo que todo en él será especial. Apenas unos segundos... unos ojos cerrados y el momento pasa... se convierte en un segundo beso que ha perdido la connotación mágica del primero... y todo se vuelve rutinario... incluso nos olvidamos de besar... La soledad es mala consejera para hablar de besos... los hace vacíos y fríos... pero el besar demasiado los hace insensibles... yerma los labios y no los hace diferentes. Sí, lo sé... palabras de un viejo lobo solitario resentido... pensar lo que queráis... Gastamos toda una vida imaginando príncipes y princesas azules... pulcros e inmaculados capaces de vencer cualquier obstáculo para rozar apenas alguna de las mejillas de su amada... Sin embargo el tiempo nos hace prisioneros y nos caduca en pensamientos no encontrados... o peor, en príncipes o princesas que destiñen y dejan manchas donde no se pueden borrar... Gastamos media vida intentando que nuestros sentimientos sean incapaces de hacernos daño. Creando una barrera hermética entre el mundo y nosotros con tal de poder respirar sin preocuparnos por nada... y no nos damos cuenta de que nos ahogamos en un aire viciado por nosotros mismos... donde sólo huele a soledad e inconformismo... Gastamos toda una vida buscando las imperfecciones de los demás... eliminando de las agendas los números de las personas que no dan la talla deseada... Echando por tierra expectativas de victoria que nunca tuvieron la posibilidad de evasión alguna... Jugando, en ocasiones, a ser Dioses eligiendo o bufones desterrados de las Cortes de príncipes o princesas que nunca fueron azules... Y con todo la vida va pasando... a los lados derrotados y en la cima siempre triunfadores, con escudos y espadas bien bruñidos que no han dudado en usar sus armas para alzarse hasta allá arriba... Siempre hubo elegidos... Nos quejamos de la falta de cariño... del exceso del mismo cuando tenemos la suerte de tenerlo... de la falta de libertad o del deseo de encontrar a alguien que te prive de ella... Nos olvidamos de quien somos y aún queremos seguir siendo como éramos... La cuestión es no poder ser felices... La cuestión es plantearse si eres o es la pareja perfecta, si no habrá fuera alguien mejor que te espere y te sepa amar como nadie lo haya hecho nunca... Gastamos toda una vida buscando el amor... toda una vida... ¿y qué hacer cuando crees que ha llegado? ¿qué decir? ¿cómo actuar? Te rondan las versiones antiguas de tus viejos sentimientos recordándote una y otra vez que siempre has fracasado... Recordándote que no hay princesas en estos cuentos de hadas ni dragones a los que vencer... o sí, quizás sí haya dragones... pero luchar con el pasado nunca fue privilegio de los caballeros de espada y armadura... que viajar en el tiempo sale caro y más con semejante peso... Dos de mis momento más dulces fue viendo como llorabais... no, no soy un sádico al que le guste hacer sufrir a la gente... las primeras lágrimas que me mojaron apenas las vislumbré... pasaron mojándome tan rápido como rápido habían venido... me hablaron de ti, y me hicieron ver que no querías perderme... Fue todo un malentendido... pero siempre las reconquistas son las más loadas y las más las que son premiadas con besos y abrazos... En la segunda ocasión en que unas lágrimas mojaron mi cara... la lucha fue en otra plaza... las defensas eran aún más rígidas y el castillo bien amurallado... jamás conseguí entrar con suficiente fuerza como para llamarlo conquista... Apenas resquebrajé aquellos muros con canciones de trovadores ambulantes... ahora bien... has sido a la única a la que he cantado esas canciones... y aquellas piedras desmoronándose desde tus ojos... me hicieron sentir que podía volar y tomar el pendón que ondeaba en la torre del homenaje... pero los viejos trovadores jamás tuvieron alas... y cuando la música torpe acaba... el silencio se hace en la plaza y los arqueros atinan su blanco y todo termina... En muchas ocasiones he tenido la certeza de estar luchando contra el pasado... de estar mirando a viejos caballeros que ya habían conquistado aquellas plazas que yo quería conquistar... que dejaron las tierras secas y sembraron de sal los campos... Y yo me afanaba grano a grano para amontonar la sal en las salinas y en plantar con nuevo abono algunos huertos... siempre infructuoso mi trabajo... pero nunca en bano... Hubiera dado lo mejor de mí, o lo peor, según hubieseis querido... para que fuerais felices... conmigo... o en su defecto... sin mí... que nunca tuve el orgullo suficiente para marcar con heráldicas las tierras que ocupé... Y el simple hecho de ver brotar nuevos frutos en tierras que antes estaban secas me reconforta... y me hace vislumbrar una sonrisa en mis labios sabiendo que yo no fui capaz... pero que quizá en algo contribuí ... Tengo la certeza de que no he sido malo... de que os supe querer como no debería haberlo hecho y sin embargo no me arrepiento de ello... Si mañana fuera ayer no cambiaría ni una coma de la historia... Sería más lúcido, puesto que sé el final... pero nunca me reservaría... como jamás lo he hecho... ¿y qué pasa ahora? ¿cuándo continúan mis historias de caballeros andantes y viejos trovadores? ¿Y si hay heridas que reverdecen? ¿y si otras que jamás curaron me piden a gritos entrar en la batalla? Son muchos años de armaduras guardadas y perdidas... de jamelgos débiles y flacos... de espadas partidas y melladas... ¿y si prometí, mintiendo, que no deseaba entrar en esa guerra? ¿y si me recuerdan que la plaza se hace fuerte en otros brazos? Dudo de mis artes de guerra... Siempre he sido caballero de defensa y nunca aprendí a atacar... Siempre me costó el progresa adecuadamente en esas asignaturas... y bien... qué hago ahora si resulta que tengo todo el reino levantado... si se proclaman revueltas en cada esquina y rebeldes se muestran conmigo mis pensamientos... ¿y por qué digo que me alegro si en verdad nunca lo hice? O quizá si lo hice, que nunca fui rencoroso en mis deseos... Pardiez, como dirían aquellos¡¡¡ Gastamos toda una vida deseando encontrar el amor de nuestras vidas... y quizá, cuando lo tienes delante... no nos atrevemos a movernos... a dar un paso... pensando que es imposible... pensando que estás derrotado antes de entrar en batalla... y te vuelves más hermético... y te encierras en tu castillo encorajinado... pensando y recordando que nunca desempolvaste aquellas armaduras mal bruñidas... y dejas que sigan soportando el peso del polvo de los últimos años... y pierdes las espadas ancladas duras piedras... donde sólo los verdaderos caballeros son capaces de sacarlas y blandirlas... En fin, si tuviera sólo un momento y la certeza de que no nos oye nadie... la certeza de que dudas y que puedo recoger las sales que siembran tu cuerpo... no sé si me atrevería... no sé si tengo música suficiente o bien aprendida para recoger los pendones de tu torre del homenaje... no sé si sería capaz de querer ser como era sin ser lo que soy... pero sé que tengo una duda que me ronda la cabeza... ¿y si prometí, mintiendo, que no deseaba entrar en esa guerra?.”

Al poco de escribir todo esto en mi espacio de MSN, mi página comenzó a darme problemas. Yo por aquel entonces ya tenía otro blog abierto en blogger con el título de “A falta de luz... buenas son sombras” (www.trolljtm.blogspot.com), en el que iba metiendo distintos texto de tipo más literario que personal. Utilizaba el espacio para mi día a día, y este otro blog para historias textos algo más cuidados. Como estaba contento con mi blog de blogger, y tenía que abrirme otro para el día a día, decidí el 14 de Julio abrir este blog que hoy leéis (poquitos, pero bueno, alguno hay por ahí que yo lo sé). Era la época en la que me inspirabas casi todo lo que escribía sin que tú lo supieras. Es más, dudo muchísimo de que por aquel entonces visitaras mis blogs. Era la época en la que me considerabas un ser “simple”, jajaja... no sé porque pero siempre que sale eso de simple me acuerdo de mis clases de ciencias naturales con lo de los “seres simples unicelulares”. En fin... me ibas inspirando aquellos textos que se pueden encontrar en este blog sólo con ir al archivo y ver el mes de Julio. Mi primer renuncio llegó un 26 de Julio, casualidades o no día que lleva tu nombre. Ese fue el día de “A partir de mañana empiezo a dejar de quererte... lo prometo”, y tú seguías con un amante o ladrón de besos a sueldo... Javi, esas metáforas, que lo has prometido... bueno, vale, con ese capullo de tres al cuarto, y yo seguía diciéndote todo en unos textos que tú ni siquiera sabías que existían...

“Ya no... ya no me importa... y es que soy tonto... tonto por creer que podía tirar al viento sentimientos como antes... y volver a creer... y saber que quizá... pero no... ya todo eso no importa... Hoy me he prometido que voy a dejar de intentar quererte... A partir de mañana empiezo a olvidarme de ti y de esto que me ha estado acompañando en estos días... No estoy dispuesto a dejarme arrastrar... en orillas peores he dormido... en ilusiones más bajas he caído... pero tengo la certeza de que no me merezco esto... y lo sé, soy tonto... tonto porque todo es culpa mía... Sé... sabía desde el principio... y sin embargo me he vuelto a traicionar como tantas veces de cerrar los ojos y decir... quizá... Pero ya no... soy un hombre de palabra... y a partir de mañana mismo cojo mis cosas y me marcho lejos... al otro lado del mi muro de sentimientos... y me los volveré a guardar todos para mí... sólo para mí... y volveré a pensar que fui tonto al dejar salir alguno... a que se atreviera a andar después de tanto tiempo... ¿Sí vuelven lastimados?... Jamás volvieron lastimados los sentimientos... si alguna vez vuelven... siempre vuelven muertos... que sin motivos no regresan... y aquí están en fila de a uno esperando que les abra la coraza para saltar dentro otra vez... al abrigo de lo que han mamado durante tantos años... Me niego a pensar que es mi destino... pero a fin de cuentas soy tonto... si ya lo sabía... si lo sabía desde el principio y me decía a mi mismo... Javi... pero un Javi serio... de los que suenan a bronca... Javi, esto no puede ser... y Javi no quería oír... pues bien, no hay sorderas que duren para siempre... ni la de los sordos más profundos... ni cegueras que sean infinitas... y yo aunque realmente no quiera tengo que volver a oír y a ver a mi manera... Estoy cansado de siempre el mismo tipo de derrotas... de esas que matan sin llegar a intentar nada... pero soy guerrero viejo... y para colmo sé leer detrás de las palabras... Perdona si alguna vez abrigué alguna esperanza... ya lo dije camuflado en algunas de mis letras... ¿y si prometí, mintiendo, que no deseaba entrar en esa guerra?... No es que ya no quiera entrar en ella... es que me siento vacío de motivos... ni un sol veo que se oscurezca en el cielo sólo por las lunas... y a fin de cuentas me siento como el furtivo ladrón de miradas del Mary Street... y tú al final de la barra... y yo nunca seré yo mientras siga así... de esta manera... y jamás he fumado ni usado sombrero pero me queman algunas frases y otras me hielan... y no puedo... y no quiero seguir de esta manera... Si hasta hay personajes que se me sublevan y me preguntan por ti... pero tú... como Ernesto Cardenal sugirió en un poema... Esta será mi venganza:/ que un día llegue a tus manos/ el libro de un poeta/ famoso/ y leas estas líneas/ que el autor escribió/ para ti/ y tú no lo sepas... Pues sí... así será... porque si lo sabes lo disimulas... y si no lo sabes... nada de lo que aquí escriba ha tenido mucho sentido... Y me lo dije desde el principio... no te dejes Javi... no te dejes... que al final el alma... escuece y muere... y a bruñir nuevas armaduras... que mi espera es larga... pero no por larga menos espera... a todo se acostumbra uno... incluso a susurrar cosas bonitas a la sombra que me acompaña cuando hay una estela de luz... y siempre me precipito... pues esta vez no... esta vez me he prometido que a partir de mañana mismo empiezo a olvidarme de ti... y tuve sueños de verano anclados a mis tobillos... para que no volara hacia cualquier sitio... y ya ves... si te contara parte de la historia me dirías... estás loco¡¡¡ no te rindas... lucha... y yo diría por dentro.. estás loca... la otra parte que me callo lleva tu nombre... y tu rostro... y tus formas que son mías si las pienso... e insistirías... vamos, no seas tonto¡¡¡ a fin de cuentas... el no ya lo tienes... y yo diría... tanto que lo tengo... y veis... soy tonto... tonto por seguir escribiendo cosas que no tienen mucho sentido... Y qué más da si llegué a creer... eso es cosa mía y sólo mía... y si llegué a fingir que nada me importaba... o que todo... En fin... otras veces ya he caído... uno aprende a recogerse... a caer amortiguado... que por lo menos es algo... pero al final duele lo mismo... Sí, insito, soy tonto... pero ya no... estoy cansado de sonrisas tontas... de esas que siguen a los tontos más allá de las fronteras de la lógica... y yo llevo sonrisas de esas colgadas desde hace tiempo... y sin motivo... que es lo peor... y sin un solo sí, ni un solo puede, ni un solo quizá... y otra vez otro quizá... y eso pensaba... en un quizá... un y si fuera ella a lo Alejandro Sanz... pero ella nunca es... ni está detrás de letras... ni de voces... ni de números de teléfono... y nunca es ella cuando soy yo el que busca... Pero empiezo a cansarme... otra vez... Si esta hubiera sido la primera vez... si hubiera sido... pero no... no lo es... y la ilusión de una lucha primeriza no es la ilusión de quien ha perdido guerras antes... y antes que guerras batallas... y con ellas ilusiones... y las cicatrices no se ablandan con nuevas situaciones... todo lo contrario se retuercen y recuerdas... y hoy recuerdo que fui tonto... Desde el primer día con un Javi en la boca... que esa mujer te volverá loco... y yo en plan machito... no, no creo... a fin de cuentas soy lo suficientemente racional para no dejarme caer... y sin embargo en balsas de juncos intento cruzar tu mar... y si se rompen... nado, y si me quedo sin aire confío en que haya sirenas que sepan besarme en el fondo y me hagan tomar aire... pero ya no... y los cuentos de Disney no se hicieron para mí... ni para mi forma de pensar... y ya no... ya no me importa... y con todo, este machito se dejó arrastrar... Me tengo que prometer que a partir de mañana, justo a partir de mañana, me empiezo a olvidar de ti... y si no me lo prometo yo... por lo menos lo haré por ti... que estas ajena a esta lucha que mantengo... entre querer quererte y no querer hacerlo... Tanto tiempo pidiendo volver a querer para no sentirme yermo... y ahora que comienzo... no a querer... que eso es muy grande... pero no tengo otra palabra que abarque lo que quiero decir... me pido a mi mismo dejarlo... cortarlo de raíz y volver a mi sequedad... a mi pequeña parcela de tierra donde un chamán sugiere que no hay ni demasiado orgullo ni demasiada provocación... y así como no veo soles, ni rayos leves de sol que se apaguen un pelín por ciertas lunas... yo fui sol que en su día se apagó... y me cuesta volver a iluminar... lo reconozco... y por eso, cuando encuentro algo de luz... me lanzo a beberla para hacerla mía... pero no... siempre es tarde... y la luz se convierte en sombra... y las sombras... bueno, ya sabéis... a falta de luz... buenas son... Podéis pensar que me rindo... otra vez más... no hay orgullo suficiente... podéis pensar que los caballeros no se rinden ante dragones más grandes que el mío... pero ya os dije... mis baladas de trovador no valen para llegar a las torres del homenaje... y sin lira y canto... mi voz es áspera y tardía como para enamorar a alguien... Yo soy esto... no sé ser de otra manera... y soy tonto... tonto por creer que podía volver a lanzar al aire sentimientos... que serían bien acogidos y recogidos por oídos u ojos sabios que supieran exprimir lo que decían tras su disfraz de letra... y vuelvo a lo mismo... o caso omiso o ignorancia... y en cualquiera de los casos derivamos en lo mismo... ¿Y qué pasa si me rindo? No tengo motivo alguno para la lucha... ni uno solo... al menos que yo sepa... pero es absurdo seguir con algo que no tiene mucho sentido... Sentir es una cosa... y algo siento... hacer el canelo es otra... y por momento tengo la sensación que en más que tonto... que en mucho más que tonto me convierto... pero ya no... si no es por mí... será por ella... pero debo prometerme que a partir de mañana me olvido de ti... pese a que duela... como sacar la astilla que se clava en el dedo... doloroso pero necesario para evitar males mayores... pues igual es este caso... y de verdad que lo siento... porque yo quería... porque cada vez que renuncio a un sueño me hago más viejo... más frío... más distante con el mundo... y nuevas corazas me compro y me bruño a mi mismo... y nuevas paredes levanto ante mis muros... y en fosos no gana ya mi vista... que demasiados son y demasiados se prometen... y así, con tanto impedimento... el sentimiento se hace vago... se aletarga en castillo comiendo y bebiendo... y luego en la aventura... en fin... pasa lo que pasa... lo siento... de verdad que lo siento... te habrán dicho tantos lo siento vacíos... de esos que no suenan a nada y parecen mecidos por el eco... de ti dependerá juzgar si los míos son sinceros o de esos primeros que nombraba... pero lo siento... A partir de mañana, sí, repito, a partir de mañana empiezo a dejar de quererte... lo prometo...”

Dado que hoy me he puesto el papel de sincero, aquello lo escribí convencido de que debía hacerlo, pero jamás lo hice. No suelo traicionarme así a mi mismo; casi nunca lo hago, y si digo que me olvido me olvido, cueste lo que cueste, pero no pude... y un primerizo Agosto entro por el verano. Tú emigraste a Asturias a pasar unos días. Yo me quedé con un montón de ropa por perchar y las noches más aburridas que recuerdo. Antes de marcharte, y tras una larga conversación con Fina que duró varias horas, decidí que debía decirte lo que había sentido, con el firme propósito de que me sirviera para olvidarme de ti. Me parecía justo que te hiciera partícipe de que habías inspirado todo eso. Que en parte eso era tuyo, aunque yo lo hubiera escrito. Pensaba que a mi, si alguien escribiera eso o lo que fuera pensando en mí, me gustaría saberlo, y con ciertas artimañas te preparé la trampa en la que yo mismo debía caer. No fue casualidad que me llevaras a ese callejón sin salida en el que tenías que preguntarme qué chica era la que me gustaba de la página. Formaba parte de una estrategia pensada de antemano. Sinceramente creo que cuando te dije que eras tú quien me gustaba, tampoco te importó demasiado. A fin de cuentas, y soy consciente de ello, ni me conocías demasiado, ni era distinto a los otros muchos que ya te habían dicho hecho... y encima había un gilipollas de por medio, así que realmente te veía imposible. Era sólo eso, que lo supieras, que esos textos eran tanto tuyos como míos. Era, por decirlo de alguna forma, mi renuncia oficial a ti. Pero me salió mal la jugada. Como ya he dicho, me traicioné a mí mismo y por una vez antepuse mis ganas de luchar por mis sentimientos a mis ganas de luchar por mi razón. Recuerdo que tras leer lo que te había escrito me dijiste que muy bien, que estaban inspirados en ti, pero que no eras tú... Así, mientras el frío de los Lagos de Covadonga peinaban tu cara, yo en mis noches aburridas te escribí “La Alquimista de sueños” un 5 de Agosto...

“- ¿Qué quieres de mí?- Me preguntó sin decirme nada... - ¿Qué quieres de mí?- volvieron a preguntarme sus dos escrutadores ojos... esos dos ojos padres de miradas perdidas hacia ninguna parte, padres de ese color marrón que los teñía y padres de su forma hundida que sugerían una cierta tristeza en su mirada. Esos dos ojos hablaban por ella, por su timidez, por sus pensamientos... Aquella alquimista de sueños sabía muy bien como guardárselos todos para sí... Había aprendido a lamerse sus heridas ella sola, a saber esperar en soledad, sin más ganas que hablar con ella misma y contarse y repetirse sus problemas para no querer molestar a nadie con los mismos... Bajo sus dos ojos, una media sonrisa que valía por una entera... una sonrisa que sin duda había iluminado más de un alma dubitativa y la había hecho encerrarse en los cantos de sirena que emitía la blanca fila de dientes... y un ¿qué quieres de mí? me preguntaban sus dos ojos... Era una pregunta franca, sincera, como ella, y buscaba igualmente respuestas del mismo tipo... pero... ¿qué quería yo de ella?... Por momentos quería olvidarla... quería que nunca hubiera existido o que de existir, no hubiera entrado en mi vida para deshacer a su antojo lo poco de racional que me quedaba... por momentos quería estar lejos de ella, para no besar el aire y encontrarme vacío... por momentos quería que ese aire que besaba fuera ella, con sus dos ojos marrones de mirada perdida, y su pelo liso cayendo sobre su cara, con esa media sonrisa que valía por una entera... por momentos quería ser su sombra y mirarla de soslayo, como miran ellas, y saber qué hace en cada momento, en qué piensa... por momentos, quería ser lo que ella quisiera que fuese, un amigo, un conocido, un extraño, un loco aventurero o un cuerdo borracho... cualquier cosa valía... Se la notaba insegura, aunque con sus formas sugería fortaleza... se la notaba inquieta, con ganas de aprender, pero con cierta resignación a jugar su papel en esta vida... y es que no era completamente feliz... Sus dos ojos no sólo preguntaban, también pedían los besos de alguien que la quisiese... que la quisiese de verdad y quizá, aunque no lo reconocía, que la salvara de la soledad que por momentos sentía... Se creía hielo. Se creía fría, como si por ella hubieran pasado más de mil huracanes cercenando tantas ilusiones... Se creía un témpano o un carámbano, y yo ya me demostré en su día que no tengo fuego suficiente para derretir aquello que no quiere ser derretido... Tenía miedo... Teníamos miedo... Ella tiene miedo a volver a querer... a que un “te quiero” vuelva a salir de sus labios... porque volvería a sentirse débil, y podrían volver a hacerla daño, como antaño... aunque de todo eso ya no se acuerda... o no se quiere acordar... Él tiene miedo a intentarlo, a intentar saltar las verjas y trepar a balcones donde Capuletos y Montescos juegan a ser una misma familia... porque ya no recuerda cómo se jugaba a aquello, porque un día cerró a cal y canto su ser, y le cuesta un mundo abrirlo, que las puertas se oxidaron... pero por momentos... por momentos querría olvidarla... pero por momentos... por momentos querría que no existiera un segundo más sin poder pedir al cielo que la cuide si se marcha lejos, a la luna que la vigile si la pasa algo, y que si duerme inquieta, sea el viento quien la meza con su canto... pero duda... y duda porque no sabe cuanto tiempo hace que no se arriesga por nada, y las últimas veces que arriesgó... ayyy, las últimas veces que arriesgó había olor a cicuta en la ventana... y la bañera llena de sangre roja y venas cortadas y sabe que si se arriesgara... el panorama no cambiaría mucho... No es guapa... trata de convencerse de algo que ella le ha dicho tantas veces... no es guapa se repite... y sin embargo... él tiene todo el derecho del mundo a pensar que sí lo es, aunque no fuera, que no es el caso... y aunque no fuera guapa... ¿qué cambiaba eso? No es tu belleza desconocida lo que enloqueció a las almas errantes... y si así fue, poco durará su sortilegio... fueron las palabras de tus ojos, de tu media sonrisa, de tu mirada hundida... todo eso que decías sin decir y sin querer decirlo... No es guapa, me repito... no lo es... así una y otra vez... porque a renglón seguido siempre me sale un... es preciosa... que chafa la intentona de autoconvencerme... y recuerdo la pregunta de tus dos ojos escrutadores de mentiras... ¿Qué quieres de mí?... Creo que podría contestar sinceramente que sólo quiero que seas feliz... pero que de verdad lo seas... no apresada por ilusiones pasajeras de llamadas que nunca llegan y llamadas que nunca haces... no de comerte la cabeza por Domingos que marchitan en soledades porque el tiempo no se mide igual para todo el mundo... No quiero que pienses que te huyen, ni que eres fría e independiente... porque tengo demostrado que quien más lo piensa es quien más necesita de los otros... porque yo en su día fui el más frío e independiente... porque yo en su día era el más hierático e insensible... y sé lo que se siente cuando se mira detrás de la careta... Sí, creo que lo único que quiero es que seas feliz... con lo que tengas... sea mucho o poco, poco o mucho, pero que lo sientas como tuyo... y sonrías y disfrutes sin caer en tus dudas... y te valores como realmente mereces... Pero lo sé... mis palabras son silencio y caen en saco roto... a fin de cuentas... yo soy sólo un número entre setecientos cincuenta... pero a veces no quiero ser nada más que eso... un simple y llano número si con eso consigo hablar dos minutos contigo... y por momentos... por momentos me rindo, y me consumo en mi mar de dudas... y deshojo margaritas que nunca se ponen de acuerdo entre si debo olvidarte o debo quererte aunque eso me cueste un nuevo suicidio de olor a cicuta en la ventana y a sangre roja y venas cortadas en las bañeras... y así un día subo y otro bajo en mis intenciones... y sólo, lo único que quiero, es que seas feliz... porque sé que lo mereces... porque sé que puedes serlo... porque estoy convencido de que te lo has ganado... El muchacho joven que andaba delante de mí justo se acaba de ir... ha pedido aspirinas y un termómetro... y allí está... con su bata blanca nueva remangada... y una media sonrisa completamente desconocida que se dirige a mí, y unos ojos que se callan y ahora no quieren hablar... y sí su boca... que me pregunta... ¿qué es lo que quiere?... y tras un leve silencio dubitativo... no lo dudo y le pido... Efedrina... para ver si así mis nervios se activan y aumentan y me llevan a un camino sin retorno... Efedrina... - ¿algo más?- sí por favor... pastillas para no soñar... y esa muchacha de ojos marrones, pelo liso castaño y media sonrisa que vale por una, me mira y se extraña, pues no hace mucho que trabaja en esa farmacia... y me dice todo lo cortésmente que puede... – me temo joven, que de esas no tenemos- entonces le sugiero que me ponga unas aspirinas y un termómetro, como al muchacho de antes... y tras pagar... salgo de esa farmacia imaginaria... y veo que justo al otro lado de la rotonda hay otra farmacia más grande, pero de idéntica cruz verde que se ilumina... y decido preguntar, por si acaso, por si quedaran... las pastillas para no soñar que no había en la anterior... y una señorita con voz amable me envuelve un paquetito de pastillas blancas sobre un papel fino, blanco, semitransparente... pago... y me voy... y todavía no sé a dónde... ni qué tomar primero... si la Efedrina, la aspirina... o la pastilla blanca de polvo de tiza que no me permite soñar...”

La vida siguió entre recuerdos y cosas que podría haber sido si alguien me lo hubiera pedido. La vida siguió tanto que a tu regreso el personaje sin nombre en este texto, el de besos a saldo y demás, decidió buscar en su pasado lo que jamás hubiera podido encontrar en su presente, que era a alguien de su nivel... porque me temo chiquilla que con todo, no sólo eres alta, también eres mejor que muchas personas, y hay quienes tienen que rebajarse demasiado o quienes no les gusta mirar hacia arriba, cada uno elegimos nuestro nivel en esta vida, él eligió el de ser un cerdo... Entre disputas de labios finos o gruesos, gruesos o finos... en qué momento¡¡¡ Así hasta mi segunda renuncia... Un 18 de Agosto. No recuerdo bien los motivos, pero sí aquel momento de estar un minuto entero mirando una pantalla vacía del ordenador con una sensación de pena e impotencia tremenda justo debajo del esternón. Un minuto es mucho tiempo, aunque parezca que no... un minuto sin poder moverme... y aquel “En un rincón de mí, el termómetro marca muchos grados bajo cero...” A estas alturas de la película, yo aún no tenía claro si eras o no una lectora de mi blog. Sabía que picoteabas de vez en cuando, sin demasiada asiduidad, pero bueno, ahí estaba el texto sin más ánimo que el de renunciar; de dar por terminada una situación utópica de ir pillándome por alguien con la que jamás había hablado cara a cara... Sin embargo, en mi proceso de olvido, una noche de madrugada y cabreado porque a mi coche así sin venir a cuento le había salido un pitidito cuando lo apagaba, encendí el ordenador a altas horas de la noche para ver si alguien se había acordado de mí, y me encontré un e-mail de quien jamás hubiera podido encontrármelo. Nunca antes me habías escrito nada. Y yo te hacía con tu familia en Cuenca. La verdad es que aquellas letras, pocas y con unas bromas un poco raras... jajaja, me alegraron la noche y todo el cabreo que llevaba se diluyó. El problema es aquel mail también me hizo olvidarme de que debía olvidarte, y me hizo ver que en fin, lo que siempre te he dicho y que a nadie le importa... Todo aquello, de todos modos, me iba haciendo más reservado, e iban apareciendo en mi blog, menos textos de amor- odio, y empezaron esas gili listas de canciones y videos musicales... aunque entremedias estaba lo que yo particularmente creo que es lo mejor que he escrito este año... aquel texto de “Ahora que muerdo al tiempo, que me queda corto y me sobran los segundos, por ella”. La verdad es que este también estaba inspirado por ti... jejeje, pero vamos, le hiciste la crítica de que era previsible... mala persona¡¡¡ Luego pasé una época de poca inspiración. Se acercaban los exámenes de Septiembre, tenía que dejar el curro, y todos esos problemillas me iban secando las ideas... Sin embargo, un 25 de Septiembre, ya con mis huesos en vacaciones, te decidiste a dejarme verte, y eso que yo jamás te pedí nada... ni siquiera quedar aunque me moría de ganas por hacerlo... No guardo especial cariño por aquel día. Dudo que alguien pueda ser más tonto que yo en aquel momento. Todo lo que había deseado durante todo un largo verano estaba enfrente mía, sentada a escasos centímetros, y yo parecía que estaba en otra parte... Al día siguiente hice una particular “Crónica de ayer”... Cuando escribí aquello, y tras un largo día con Alberto en su trabajo, aún creía en imposibles... Aquel mismo día, por la noche, aquel “sólo amigos” me cortó por completo todas las alas que tenía. Y esta vez sí, a la tercera, supuestamente, era la vencida. Con un “Cerrado por derribo” en la solapa de mi chaqueta...

“Hay mañanas en las que el sol sale pero no brilla. Se cansa de hacerlo. Son días en los que querría quedarse en la cama sin hacer nada. Pensando en tonterías de ida y vuelta. Tumbado mirando hacía el cielo. Hay mañanas en las que el sol decide salir sólo por el simple hecho de que tiene que hacerlo. Hay mucha gente que lo espera. Hay quienes enamorados, rompen luces y las tildan de enemigas y corren a cerrar persianas para seguir amando. Hay quienes olvidados no esperan nada más que la luz para pensar que es un nuevo día. Y también hay esa clase de personas, más ingenuas, que creen que la luz puede cambiarlo todo, sólo por el simple hecho de iluminar. Es cierto que las bestiales grúas llegaron ayer noche y empezaron a sacar esos brazos mecánicos para tomar sitio inamovible. Es cierto que era a oscuras, y quizá algunos confunden la oscuridad con la falta de luz, y allí llegaron. Han pasado toda la noche con sus ruidos y colocando carteles de cerrado por derribo. Pero la mañana que se abre, ya no es mañana. Y puede que mañana nunca sea. Los obreros en el fondo son buena gente. Son unos pobres mandados con ordenes de parar el mundo, y doy fe de que lo hacen lo mejor que pueden. Han empezado a desbrozar y a remover tierra en ese solar que algunos llaman corazón. Ya digo, está en venta, por si alguien se lo quiere llevar, que antes de caer en los escombros que sirva para algo. A mí no me hace falta. He pensado construirme una piscina en el lugar que ocupa. Será chiquitita pero profunda, que siempre me gustó más bucear que hacer largos. Y el sol sigue subiendo al cielo como si nada. Se le ve con los hombros gachos y la sonrisa torcida. Sigue teniendo sueño y hubiera dado parte de él porque hoy hubiera eclipses, pero nada. Y siguen por ahí adentro colgando catelitos de cerrado por derribo. Y colocando cables y tornillos que más bien parecen chinchetas para apuntalar algunos sentimientos. Y ahora mismo, a la voz mexicana de Julieta Venegas se une la mía diciendo que “Me voy”, y que “no voy a llorar y decir que no merezco esto, porque es probable que lo merezca pero no lo quiero” y nunca lo he querido. Y hoy ya soy un poquito más viejo que ayer por la noche y el mundo donde habito es una gran y paupérrima Torre de Babel gigante. No entiendo nada. No sé hablar su idioma y casi no entiendo el vuestro. Hay canciones para parar un mundo. Hay canciones que ellas solas bailan y recuerdan. Hay tantas canciones de amor que nos hablan de finales felices. Me hubiera encantando ser un Hugh Grant recorriendo las calles de Londres en busca de su secretaria, y sin embargo, no soy más que el chico tímido aquel que se enamora de la mujer de su mejor amigo. Resignado, siempre y por siempre resignado. Están tan sumamente bien las frases bonitas. Están tan sumamente bien las buenas intenciones, pero ni las unas ni las otras valen para parar las obras que comienzan por mi pecho. Tendríais que ver a los obreros. Todos uniformados, con sus cascos naranjas y mirándome como pidiéndome perdón. Sabiendo que me harán daño. Yo comprendo que ese es su trabajo, pero yo soy su obra. Y es verdad que ese solar estaba abandonado, y justo ahora que lo vendo es cuando tenía otra vez un poquito de ilusión por construir algo de sístoles y diástoles traviesas. Pero no, una piscina. Una piscina de agua cristalina donde todas las cosas malas lleguen a ahogarse. Y sea yo y sólo yo el único que nade en mí, como siempre. Como manda la costumbre y mi destino. Siempre son malos momentos y rostros que a imagen de títulos de película me dicen “no sos vos, soy yo”. Y algo o mucho de “yo” tendrá para siempre el mismo título de película. Y las frases que escribo no merecen ser leídas por quien las inspira. No merece verme tonto ni sentirse tonta por eso, porque ella no tiene culpa de que yo sea como soy. Las palabras cuando son sinceras son sinceras, y no tienen pero que ponerles. Y hoy, además de vender el solar que me ocupaba el pecho, rompo por fin mi espada, como los buenos íberos, para que nadie se atreva a utilizarla nuevamente. Y sin embargo, pese a todo esto, no puedo dejar de pensar en una llamada a las armas, siempre como quieras y cuando quieras, que forjaré de mi alma los metales que hagan falta para poder conquistar los imperios que me dejes. Si alguna vez te olvidas de que no es el momento. Si alguna vez piensas que dejó de ser por ti. Siempre habrá una tea encendida para iluminarte el camino, pero hoy, hoy me voy, sólo y únicamente porque así me lo has pedido...”

Aquel texto publicado en mi blog tuvo una contestación por parte tuya con un elocuente título de “La bronca que te voy a echar...” En aquel mail, y perdona si desvelo algo de tu privacidad, me preguntabas que qué iba a hacer, que si iba a desaparecer. Yo te conteste que fuera lo que fuera lo que hiciera, jamás desaparecería, y que en lo referente a lo otro, la decisión que tomara puede que nunca llegaras a saberla. La verdad es que desde aquella tercera renuncia todo cambió bastante. Me hice más frío por simple cuestión de supervivencia, y empecé a mentalizarme de que sólo podría ser tu amigo... cosa que por otro lado era bastante jodida (¿era? ¿es?, en fin, dejémonos de tiempos pasados o presentes) porque suponía volver a sacrificar un sueño.

Desde entonces, las entradas de mi blog empezaron a hacerse más impersonales. No podía escribir nada que pudiera llevarme a mi propia confusión. Quería escribirte mil cosas, pero no debía, así que ya que yo no podía hablar, dejé que las canciones que iba eligiendo para mi blog, hablaran por mí... Aquella selección de “La margarita dijo no...” de Alejandro Sanz o “Agua” de Jarabe de Palo, eran bastante claritas¡¡¡ jajaja

Sin embargo, después de tanta renuncia y vuelta a la guerra, algo en mi se iba haciendo fuerte. Empezaba a entender que los “noes” lo único que traen son noes... y yo contigo y con otras muchas cosas, sólo quería “síes”, así que era fácil... me bastaba con no aceptar un no como respuesta para que siguiera existiendo la posibilidad de lograr lo que se quiere. Aquel era un mensaje que también quería transmitir a mi hermana y a mi cuñado en su boda. Como veis hemos tenido de todo este año... boda, funeral, viaje a otro continente, y hasta he descubierto el amor... jajaja... La boda pasó mucho más deprisa que los preparativos. La verdad es que ni me enteré y aún hoy no me termino de hacer a la idea de que tengo una hermana casada...

Y seguíamos con la impersonalidad para mis entradas de blog... más listas de videoclips, más listas de películas preferidas... y más ganas de contarte cosas pero no tenía motivo alguno para hacerlo... La verdad es que la sensación de que mis palabras sonaban huecas y vacías en tus oídos me ha acompañado bastantes veces y ser reiterativo me parecía absurdo. Empecé a dejar pasar más tiempo entre mail y mail, y las entradas ya no hablaban de ti ni eran inspiradas... y sin embargo, como creo que aún sabes... yo como un tonto en lugar de olvidarme de ti, que es lo que tenía que hacer... me iba enamorando... joer, qué cursi¡¡¡ esto suena mejor con mis metáforas... pero bueno, es así... al pan pan y al vino vino... y las cosas por su nombre... Dejé a un lado mi cordura y volví a dejarme llevar... llegó un “Escultor” que enamorado realizaba esculturas en barro cuando él esculpía hierro... para terminar sintiéndose vacío al tallar madera... Llegó aquella entrada misteriosa y retorcida que decía muchas cosas y no se entendía casi ninguna. Allí es cuando descubriste que sabía dónde vivías... así que quizá no era tan retorcida... jajaja... qué será de la muchacha de las bragas rosas??? Jajaja. Luego hubo una entrada... no demasiado grande, que pasó prácticamente desapercibida... y ese “Sólo para ti”

“Recuerdo aquella vez, que con ese carácter tuyo llegaste para devorar hojas en blanco. Mis dedos poco acostumbrados a ti, pero sí a tu nombre, tuvieron que ir abriéndose paso entre imágenes y símbolos que no dijeran lo que tenían demasiadas ganas de decir. En un primer momento el aliento me faltaba por la carrera. Hoy te apetecía ser dragón, mañana princesa, pasado un reflejo de mujer de ayer, con cigarro en la boca y olor a lluvia. Creo que el mejor disfraz que te puse fue aquel de Luna. Quizá nunca lo entendiste, o no llegaste a saber lo que quería decirte. Te quedaba tan sumamente bien aquel vestido. Aquel primer lugar, en aquel primer momento que marca un para siempre algo retorcido. Y bien, éste es todo entero para ti, que luego te me quejas demasiado. Siempre he tenido la duda poco lógica de si querer volar o no. El vértigo me a atorado demasiadas veces y con la ayuda de los nervios, ha conseguido romper alguna que otra vez las alas de mis brazos. Ahora que vuelvo a ser un gigante me quedan pequeños los sueños de ayer, o quizá todos menos uno, ese que se escribe con nombre propio, apellidos y puede que tu aliento. Te habrán dicho tantas veces tantas cosas. Te habrán dicho lo mismo que a todas, e incluso te habrán dicho lo mismo que a nadie. Yo que sigo con las manos manchadas de tu barro, me he cansado de hacer figuritas de pasta de papel. ¿Para qué demoler solares?. ¿Para qué soportar termómetros que siempre marcan muchos grados bajo cero?. Eso era antes... Hoy que llueve, ayer que llovía y me mojé durante cinco largas horas hablando de todo menos de mentiras. Hablando de la lluvia, de las alas rotas que a veces tenemos todos, de ti, por supuesto, y del pasado. Hay con compañías que siempre termino hablando del pasado, y de los venenos que se encerraron por aquellos tiempos y que supimos sortear. Aquella muestra gráfica de que sin hacer nada también conquistábamos corazones... ¿qué hubiera pasado si llegamos a hacer algo? Entre muchachas vestidas de blanco y mujeres que siempre olían bien a colonia, o quizá ellas olían bien porque les gustaba olernos a nosotros... ya se sabe la estúpida manía de tú me das y yo te doy... eran otros tiempos... Era aquella etapa en la que llegamos a conocer a los puertas de la discoteca... y de nada más entrar ir al baño a ponernos guapos, como si lo nuestro tuviera remedio con el agua bendita de aquel antro... ni con esas, pero en el fondo creo que era la excusa perfecta para soltarnos los dos besos de siempre con las muchachas de siempre... pero siempre en la mejilla... que todavía resonaba la broma de que éramos seminaristas... Y ya ves, de todo aquello a ti, y en apenas cinco horas. Con las idas y venidas propias de dos amigos que destripan el pasado buscando lo que fueron. Entre pizzas en una terraza en plena calle aún cuando llovía... que dijimos la tontería de cenar en una terraza, y al final nos salimos con la nuestra... gracias que estaba cerrada con aquellos plásticos y ese techo de ramas de madera, y esas estufas de gas que daban calorcito... y sí, hablamos de ti. No recuerdo si fue entre la carbonara y la jefe, o entre la jefe y la carbonara... pero eso es lo de menos... Y aquí no vas a encontrar el leve filo de un centímetro rosa que cubre una cintura. Y hoy no toca hablar de unicornios ni serpientes azules, porque esa no era tu historia. Porque hoy quizá toque hablar de bailarinas de hierro, o de viejos que cuentan secretos sólo para mí. Hace unos días perdí mis palabras más bonitas. Iba andando por la calle y en el bolsillo que siempre las guardo, noté que faltaban. En cierta medida me dio rabia, porque siempre queda bien el saberte llamar guapa cuando lo pienso, pero eso también lo perdí. Me quedé sin la posibilidad de decirte que tus milímetros también son terriblemente deseables, ya ves, no sé qué hice con todas esas cosas. Se me olvidó guardar alguna copia de esas palabras que sugieren que si algún día me diera por enloquecer y alimentarme sólo del viento, me encantaría que ese viento que me alimente fueras tú... Pero nada, creo que ya es tarde, porque como te digo, perdí todo eso. Creo que coincidió con aquel momento en el que me di cuenta de que por mucho que dijera nunca iba a ser original. Siempre ha habido otro que te ha dicho lo mismo. Creo que fue ahí, en ese momento, cuando dejé de decir tonterías, porque las tonterías, por sí mismas, también se desgastan del uso. Pero a diferencia de ese otro u otros que te dijeron lo mismo, yo sí lo pienso, y sin embargo tu pelo castaño merece tantas y tantas tonterías. Y esos ojos tuyos, los dos, no uno más que otro, que sabes que me pierden en un mundo de medias sonrisas que valen por una entera... y es que tus sonrisas son muchas sonrisas en una sola. Y no te hablo de otras partes de tu cuerpo porque quizá haya niños que lean estos textos... pero piensa lo que quieras... que yo pensaré lo que me de la gana... Y entre muñecas de porcelana talladas todas a medida exacta, aparece en el fondo algo que lo cambia todo. ¿Qué derecho tenías tú a entrar así en mi vida?. Y sin embargo aquel campo blanco sembrado de amapolas me acompañó durante todo un verano. Me hacía tan feliz cada vez que lo veía de reojo. Pensaba en ti, como ahora te pienso. Y pensando pensaba en cómo te quedaría aquel campo de amapolas ceñido al cuerpo. Y conociendo la orografía de tu cuerpo qué voy a decir que no se sepa¡¡¡ Te quedaba como si en lugar de un campo de amapolas fueran diez los que en ti había... ves, si es lo que te digo, que no me quedan palabras bonitas, que unas por gastadas y otras por perdidas, no crean el efecto que yo quiero... Y es que están tan usadas, tan pronunciadas por loros tartamudos en búsqueda de labios de saldo a cambio de ilusiones que quedan y suenan vacías. Y tus labios, jajaja, ¿me atrevo a hablar de tus labios? No sé, no me fío, que aún tienes por ahí eso de la finura... pero que par de aves migratorias al vuelo, subiendo y bajando, bajando y subiendo, y pidiendo en mi más íntimo deseo, que no en la más pura realidad, que los míos se conviertan en su nido para descansar del cielo... y ya ves, por mucho que te digo insistes en que no me debes un beso... jajaja Si es que no se hicieron las letras para ser leídas, sino para ser escuchadas cuando son sinceras.... ¿Dónde dejaría yo mis palabras bonitas? Creo que las gasté todas. Creo que las perdí todas. Creo que se fueron todas, que se quedaron mudas sólo para ti... sólo en tí...”

Al poco de esta entrada me enteré que mi blog tenía una visitante femenina mucho más cercana a ti de lo que yo imagino que podré estar nunca... ya ves, soy un pesimista optimista... tan tonto que creo que no voy estar nunca contigo, pero que no termino de rendirme por si acaso... que me apetece darte un beso y no te lo doy porque no me dejas¡¡¡ es absurdo, pero es así... “Amiga” ya tuvo su propia dedicatoria en este mundo de letras mal puestas... y ahora me entero que no es una, que sois varias las que visitáis de vez en cuando este rincón... no sé cómo os habéis dejado convencer por esa amiga mutua, pero gracias por estar ahí, soy terriblemente bien recibidas... y mucho más esa que me apoya en la clandestinidad presionando a Ana con lo de “futura mujer de.... “ jajaja Me lo contó y me hizo gracia... pero vuestra amiga es demasiado testaruda... tanto que mira que le he preguntado veces y veces vuestros nombres... nada, sólo por simple curiosidad... y me dice que naranjas de la China... que ella es muy reservada con sus cosas y que “por motivos personales” no me los dice...

En fin, y aquí termina este eterno repaso... demasiadas letras para que alguien haya llegado hasta aquí... y gracias si alguien lo ha hecho... si me dices quien eres te envió un pin como recompensa¡¡¡ jajaja En fin mis pequeños... un día dije a determinada persona que era lo mejor que me había pasado este año... por lo que si alguna vez tenía que escribir una última entrada de blog del año, estaba obligado a que girara sobre esa persona... perdonar de corazón si he sido demasiado plasta y si he abusado de mis textos antiguos... ya se sabe que en las Navidades gusta el refrito y los programas de “lo mejor del año”... yo no he inventado nada... GRACIAS a todos por estar ahí... unos más y otros menos, pero todos habéis dedicado aunque sea un minuto de vuestras vidas a asomaros a lo que soy y a lo que quizá os podía decir... y eso no puedo pagarlo con nada. Gracias a los que habéis hecho que esto funcione, a los que me habéis dado ánimos cuando estuve mal, y a los que habéis compartido mis risas cuando estaba bien... Ser eternamente felices estas Navidades; ser eternamente felices siempre... y si por lo que sea, no nos volvemos a ver... saber que siempre podréis entrar aquí y darme un tirón de orejas, o incluso, si algún día cambia el tiempo y el gris se vuelve verde, o amarillo, decirme que me queréis, que también será bien recibido... Entrar con muy buen pie en este año... que esta vez sí Alberto, es “Nuestro Puto Año”, como tú decías, que el 2006 sólo era el preparativo... me queda tanto por compartir con vosotros que si uno sólo falla, estaré fallando yo... y como el título de esta entrada de grafía sajona... XXOO Besos y abrazos... como siempre... según corresponda o necesidades vitales de cada uno...
“Yo para estas navidades sólo quiero el título del villancico que me enviaste”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

He conseguido llegar al final yuhguuu!! Este era el año de transición, el 2007 es el nuestro. Espero q estes bien por las tierras sureñas, aqui como siempre.
Nos vemos (XXoO, q es xao??)

Anónimo dijo...

Grande, he encontrado lo que he estado buscando

Anónimo dijo...

Gracias por lo bueno